
Kenji Nagai
Ayer también murieron monjes.
Hoy también.
¿Cuantos morirán mañana asesinados en Birmania?
Yo estaba hoy muy contento, en la cocina estaba preparando un “post-postre” de los que salen bien a todo el mundo y que además están muy ricos; pero ya no tengo ganas de postre.
Durante estos días se han sucedido manifestaciones pacíficas de monjes y monjas budistas en Myanmar.
Como era de esperar, las palizas, agresiones y detenciones, se han ido sucediendo y hoy me entero de que ya han muerto tres monjes.
Las armas de los monjes son la ropa de color rojo que visten y su pensamiento, las armas de las fuerzas gubernamentales son las armas de fuego de siempre y que como siempre no razonan.
Las armas de los mojes se fundamentan en la compasión, la verdad y la valentía.
Las armas de fuego han segado vidas que no hacían otra cosa que protestar por una situación cada vez más opresiva.
Guía de Vida de los Bhodisattvas
Mis enemigos se convertirán en nada.
Mis amigos se convertirán en nada.
Yo también me convertiré en nada.
Al igual que una experiencia vivida en un sueño, todas las cosas que disfrute se convertirán en recuerdo, todo cuanto ha sucedido no volverá a ser visto.
Pueda yo convertirme en el protector de aquellos que no lo tienen, pueda ser yo el guía de todos los que viajan por el mundo; pueda ser yo el puente, el bote y el barco para todos aquellos que desean cruzar el mar.
Pueda ser yo una isla para aquellos que la buscan y una lámpara para los que necesitan luz.
Liberaré a aquellos que no han sido liberados.
Libertaré a aquellos que no han sido libertados.
Aliviaré a aquellos que no han sido aliviados.
Y llevaré a los seres vivos al Nirvana.
Los Cuatro Pensamientos Ilimitados
Puedan todos los seres obtener la felicidad y sus causas.
Puedan todos los seres estar libres del sufrimiento y sus causas.
Puedan todos los seres no estar nunca separados de la felicidad que no conoce sufrimiento.
Puedan todos los seres estar libres de apego y enfado que hace a unos próximos ya otros distantes.
Tengo la mala suerte de que algunos de mis amigos mas queridos y respetados no viven cerca de mi, así que cada vez que hablamos por teléfono nos tiramos bastante tiempo de tertulia y hablamos de todo menos de algunas cuestiones que como ya nos conocemos bien sabemos que temas no se deben tocar, porque entran dentro de la caja fuerte de cada uno.
Ayer me comentaba uno de ellos que se sorprendía de lo poco importantes que son cada día los compromisos entre personas y que a la primera de cambio si las cosas no funcionan cada uno se va por su lado y si te he visto, tal día hizo un año.
Comentábamos que eso tiene su lado bueno y su lado malo, bueno es que si las cosas no funcionan de ninguna manera lo mejor es que cada cual continúe con su vida por separado, no hay nada de malo en ello y no es muy sano mantener un miembro con gangrena cuando la única solución es amputarlo.
Pero por otro lado ocurre que con mucha frecuencia cualquier manchita o oscuridad son la excusa perfecta para partir peras y que no se de opción a dejar que la nube se marche a ver si sale el sol o a lavarse el miembro, no vaya ser que no sea un moretón ni una gangrena sino solo un tiznado de los muchos que la vida se ocupa con incordiante solicitud de poner en las cosas.
Llegamos a la conclusión de que cada día la gente se ocupa de vivir mas en el presente sin tener en cuenta el futuro ni el pasado y que tal vez esto sea consecuencia de una de las chuminás mas perniciosas del pensamiento de la nueva era, el vivir el momento, disfrutar el momento, sin límites sin restricciones y sin consideraciones a lo mucho que se nos ha dado y lo poco que hemos dado.
Aparece un tomate, y nada, la mejor forma de arreglarlo es buscar un par de calcetines nuevos y los rotos a la basura, ¿para que molestarse en zurcirlos? mejor unos nuevos que son baratos, lo de la calidad es otra historia.
Es tan fácil zurcir unos calcetines que si se pusiera en práctica, muchas situaciones amargas no se darían, muchas vidas insulsas y superficiales se enriquecerían y muchos futuros maravillosos harían honor a pasados deslumbrantes.
Solo hay que tomarse la molestia de usar como aguja la tolerancia y como hilo la renuncia, en lugar de arrojarlo todo a la basura.
Ayer día 18 de septiembre se cumplió el decimoséptimo aniversario de un hecho terrible que parece que se ha olvidado, y es bueno recordarlo para tener bien claro a donde se puede llegar con las creencias de cada uno.
Soy de la opinión de que hay creencias respetables y que hay otras que no merecen ningún respeto.
Algunas personas (por llamarlas de algún modo) supeditan todas las demás consideraciones a sus creencias y se convierten en fanáticos peligrosos que no ven otra cosa que su ombligo y las consignas dictadas por sus líderes, dioses, demonios ángeles, intereses o vaya usted a saber.
El hecho al que me refería al principio ocurrió en Almansa, y resumiendo mucho la cosa quedó en que una niña fue asesinada mientras era sometida a terribles torturas porque según decían los que tuvieron parte en el asunto estaba endemoniada y era menester someterla a un exorcismo.
El exorcismo terminó con la vida de la pobre criatura, los detalles del crimen son horribles y bochornosos, horribles por la cantidad de sevicias a las que fue sometida y bochornosos porque es de vergüenza que unas creencias den lugar a cosas como esta.
Que hay demonios es verdad que los hay, pero ni tienen cuernos ni son de color rojo ni tienen rabo terminado en punta y no viven en el infierno, los demonios son esas creencias que se alojan en las mentes enfermas y que se alimentan de basuras como el odio, la ignorancia y el egoísmo, todo eso regado con abundante esoterismo barato y repugnantes chuminás de la nueva era; y cuando esos demonios son lo bastante grandes entonces puede ocurrir cualquier cosa y no buena.
El periodista e investigador Manuel Carballal tiene publicado en su blog una crónica de los hechos sucedidos en Almansa, recomiendo su lectura atenta para que sepamos a que atenernos con el asunto de los demonios y las creencias.