Aquellos que nos sentimos atraídos por las filosofías orientales, siempre nos encontramos con una figura que ha hecho correr ríos de tinta, la figura del gurú.
Un gurú, no es otra cosa que un maestro en una disciplina espiritual y que debido a sus muchos conocimientos , experiencia y bondad puede si así lo desea el tomar discípulos para indicarles la vía más correcta.
Dicho así, la figura del gurú es benéfica, paternal y compasiva, y hay muchas recomendaciones en las escrituras sagradas para que se confíe a pié juntillas en su sabiduría y su buen saber hacer.
En el Bhagavad -Gita, capítulo 4 verso 34 se dice:
Tan sólo trata de aprender la verdad acercándote a un maestro espiritual, inquiere de él sumisamente y ríndele servicio. El alma autorrealizada puede impartirte el conocimiento porque ha visto la verdad.
En textos como "La liberación en la palma de la mano" de Pabongka Rimpoché también se habla sobre la necesidad de acercarse a un gurú fidedigno inquirir de él y prestarle el debido servicio, en los textos del Mahamudra también se habla sobre esto mismo e incluso existe una práctica meditativa llamada el Gurú -Yoga.
En resumen, la figura del maestro espiritual, es muy importante dentro de las corrientes orientales y se recomienda su búsqueda con humildad y paciencia, cuando el maestro es encontrado un río de conocimientos es vertido sobre el discípulo y posiblemente si el discípulo se esfuerza lo suficiente alcance el estado de paz interior y claridad que había estado buscando.
Pero no todo es tan hermoso; que hay gurús auténticos, benevolentes, compasivos y sabios es verdad, pero también es verdad que hay personas desvergonzadas que se aprovechan de la buena fe de los buscadores espirituales.
Estas personas que desacreditan a los gurús auténticos son seres muy peligrosos e inteligentes, repiten como loros textos aprendidos de memoria y si por casualidad se les va de la cabeza medio discurso y cambian el sentido, siempre existirá el argumento de que es una nueva forma de entender las cosas o que se ha dicho así para poner a prueba a los discípulos
Si solamente fuera esto a lo que se dedicaran no sería algo muy grave, a fin de cuentas el trabajo interior es responsabilidad del discípulo, nunca del maestro. Pero estos carroñeros del alma tienen otras costumbres mas peligrosas para la salud y hacienda de sus discípulos, les exigen fe absoluta, sumisión absoluta, entrega absoluta, y en esto se incluye el pasar por la cama del fulano si le apetece, el poner en sus manos todo el patrimonio, y lo peor de todo entregarle la mente y sus capacidades de raciocinio, sentido crítico y sensatez.
Las víctimas de estas crueles criaturas las hay a miles, desengañados, dolidos y humillados estos son afortunados, otros han perdido la vida habiendo sido asesinados o conducidos al suicidio o a la enfermedad mortal.
Y para rematar la faena nos encontramos que ante estas víctimas que solo querían aprender a ser mejores personas y convertirse en una fuente de gracia y bondad para todos los seres se hacen a veces comentarios de una dureza espeluznante, llenos de soberbia que justifican el sufrimiento padecido diciendo :
“Cada uno encuentra el maestro que se merece".
¿Se puede ser más estúpido? ¿Se puede ser mas ignorante para decir tal cosa? hay que ser muy muy insensible para justificar de esa manera el dolor de las víctimas, digo insensible por no decir otra cosa peor.
Otros como son muy leídos y "cultos" suelen de decir:
"Ese era su Karma".
Esto no solo es estúpido, esto es además digno de alguien ignorantísimo que desconoce que significa en realidad la palabra Karma y que no conoce ni por asomo la palabra compasión, es decir, de alguien que se ha empachado de conceptos y no los ha digerido nada bien.
El responsable del dolor que sufre una víctima, no es la víctima, es la persona animal o cosa que lo causan.
Esto que parece tan fácil de entender en la vida cotidiana, no parece que en los círculos pseudo espirituales se tenga tan claro, y no lo tienen claro simplemente porque se piensa que el sendero espiritual nunca se debe supeditar a las leyes humanas, trágico error.
La mejor forma para evitar estas cosas es no perder nunca el sentido común y el considerar que si un gurú transgrede los principios éticos y morales que predica es un sinvergüenza, pero si lo que transgrede son los puntos que se encuentran en la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS y sus derivaciones legales, no es un gurú, es un delincuente, así de claro.