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Ayer hubo debate acompañado de infusión especial (Té,corteza de mandarina, canela y cardamomo), bizcocho borracho y galletitas de chocolate y mantequilla.
Conceptos, conceptos, causas y efectos, convivencia y problemas de convivencia, amistades peligrosas y egoistas, dolor y alivio del dolor.
Muchos temas encadenados, pero llegamos a un acuerdo sobre algunas personas que sea cual sea la relación que mantienen con nosotros se mueven por tres puntos fundamentales , a saber:

1- Quiéreme mucho (o muchísimo)
2- Dámelo todo. (y todo quiere decir TODO, TODO, TODO).
3- No me pidas nada a cambio (mejor no me pidas nada).

Ante esta perspectiva, podría parecer que la mejor solución es cortar toda comunicación con estos ejemplares y dejar que la vida les enseñe a no ir chupando la energía vital de sus semejantes o de aquellos que les han abierto las puertas de su mundo.
Pero esa es la solución fácil y no sería caritativo el dejarlos solos para que sean víctimas de su estupidez, a fin de cuentas se supone que somos budistas.
Pero por muy budista que uno sea las tortas no dejan de ser tortas y duelen como a todo el mundo y todavía estamos muy lejos de permanecer inmutables mientras ardemos y nos consumimos.
Así pués ¿qué hacer?, visto friamente esas personas con sus tres puntos son similares a las mascotas, casi como gatos (no digo como perros/as que tiene connotaciones un poco insultantes), te piden comida, cariño y como no estén de humor te sueltan un zarpazo que te dejan tonto y dolorido.
Un poco mas de infusión y terminamos dejando la pregunta en el aire ¿Que hacemos con las personas de los "tres puntos"? y un poquito de Teresa de Jesus que aunque no fuera budista escribía cosas preciosas, su amigo Juan de la Cruz también pero hoy preferimos a Teresa.


Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.

Vivo ya fuera de mí después que muero de amor, porque vivo en el Señor que me quiso para sí. Cuando el corazón le di, puso en él este letrero: que muero porque no muero.

Esta divina prisión del amor en que yo vivo, ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón; y causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero. ¡Ay! ¡Qué larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida! Sólo esperar la salida me causa un dolor tan fiero, que muero porque no muero. ¡Ay! ¡Qué vida tan amarga do no se goza el Señor! Porque si es dulce el amor, no es la esperanza larga; quíteme Dios esta carga, más pesada que el acero, que muero porque no muero. Solo con la confianza vivo de que he de morir, porque muriendo el vivir me asegura mi esperanza; muerte do el vivir se alcanza, no te tardes, que te espero, que muero porque no muero. Estando ausente de ti, ¿qué vida puedo tener, sino muerte padecer la mayor que nunca vi? Lástima tengo de mí, por ser mi mal tan entero, que muero porque no muero. Mira que el amor es fuerte: Vida no me seas molesta; mira que sólo te resta, para ganarte, perderte; venga ya la dulce muerte, venga el morir muy ligero, que muero porque no muero. Aquella vida de arriba es la vida verdadera, hasta que esta vida muera, no se goza estando viva: muerte, no me seas esquiva; viva muriendo primero, que muero porque no muero. Vida ¿qué puedo yo darle a mi Dios, que vive en mí si no es perderte a ti, para mejor a Él gozarle? Quiero muriendo alcanzarle, pues a Él sólo es el que quiero, que muero porque no muero.



Saludos de ARD C y quien quiera abrazos pues también , y bueeeeeno y algún besico también.