sábado, mayo 31, 2008

Paso a paso


Tardo unos cuarenta minutos en llegar a mi casa desde el trabajo, no se conducir, no me gustan los coches y por lo tanto siempre voy andando; durante ese tiempo tengo la oportunidad de hacer algunas cosas, sobre todo observar lo que ocurre por donde paso, ver las cosas que hay en el suelo, mirar la forma de las nubes, meditar en algo, dejar volar mi fantasía o recitar alguna de mis oraciones preferidas.
En cuarenta minutos de camino se pueden hacer muchas cosas pero las dos cosas mas importantes son observar y andar.
Mientras ando los problemas de casa se van quedando atrás y cuando salgo del trabajo ocurre exactamente lo mismo.
Los días en que me toca trabajar en turno de tarde son especiales, no tengo que madrugar, entro a las tres de la tarde y cuando salgo a las diez de la noche las calles están silenciosas y casi desiertas.
Ayer salí de tarde, hacía un tiempo estupendo y cuando pasaba por el helipuerto se oían a los grillos cantar, me dieron ganas de quedarme allí sentado escuchando, respirando y en silencio.

Faltan 17 días para que tengamos luna llena y cuando esto ocurra como estaré trabajando también en turno de tarde seguramente disfrutaré del paseo viendo las cosas bañadas con esa luz tan agradable, volveré por los caminos donde apenas hay luz y donde las farolas están mas espaciadas y ¿quien sabe? a lo mejor me siento en el césped que rodea el helipuerto y mientras me tomo una Pepsi, escucharé a los grillos y otros bichitos hacer su vida sin incordiar a nadie.
Buen tema para meditar ¿por qué a los humanos nos cuesta tanto vivir nuestras vidas con la sencillez de los grillos?


Mateo 6.25-34


25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan.

29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria) se vistió así como uno de ellos.


30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos o qué beberemos, o qué vestiremos?

32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.


33 Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.


34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.



sábado, mayo 10, 2008

El orgullo


El que tiene pocos conocimientos se vuelve rápidamente pretencioso y se deleita en la idea de ser considerado como un hombre competente. Los que se enorgullecen de sus talentos y se estiman superiores a sus contemporáneos serán inevitablemente castigados por alguna manifestación del Cielo.


Un hombre que no sepa hacerse apreciar de los otros no será de utilidad a nadie a pesar de su alta competencia. El que trabaja arduamente y sabe permanecer modesto; el que se alegra de la posición subordinada que ocupa al mismo tiempo que respeta a sus iguales, será altamente estimado.

Fragmento del Hagakure de Jocho Yamamoto